Rancagua
Rancagua
Rancagua (en mapudungun: Rangkawe ‘lugar de rancas’) es una comuna y ciudad de la zona central de Chile, capital de la provincia de Cachapoal y de la región del Libertador General Bernardo O’Higgins. Debido a la gran expansión de la ciudad durante los últimos años, ha llegado a formar junto a Machalí y Gultro la llamada Conurbación Rancagua, que es la octava aglomeración urbana más poblada del país.
Etimología y denominaciones populares

Antes de la conquista española, el valle del río Cachapoal estaba habitado por los cachapoales y es probable que el nombre de Rancagua sea una castellanización de la palabra en mapudungun rangka (Lasthenia kunthii) y we, en castellano «lugar», significando «lugar de rancas».
También podría derivar de rangkül, una especie de caña o carrizo y we, «lugar»; es decir, significa «lugar en que hay cañas», o simplemente «cañaveral».[cita requerida]Huasos de la Región de O’Higgins.
Con el paso del tiempo, Rancagua ha recibido una serie de denominaciones antonomásicas de origen popular, a propósito de características culturales de la ciudad y de su entorno; algunas de estas son:
- «La ciudad de las antenas», denominación nacida de la gran cantidad de antenas de hilo que se instalaban en los techos de casas y departamentos hacia la década de 1970, y que eran vistas por los pasajeros que circulaban por la ruta 5 Panamericana.
- «La histórica ciudad» o «Ciudad de héroes», denominación nacida a partir del Desastre de Rancagua, batalla que cambió la Historia de Chile (debido a que inició el período de la Reconquista española).
- «La capital del rodeo» o «La ciudad huasa» , denominación nacida del hecho que Rancagua sea la sede del Campeonato Nacional de Rodeo, que se desarrolla anualmente en la Medialuna Monumental de Rancagua. Y a partir del imaginario huaso que por décadas se le atribuye a la actual Región de O’Higgins.
- «La ciudad celeste o del Capo de Provincia», denominación que se le hace al Club Deportivo O’Higgins, y a la gran cantidad de hinchas en esta ciudad.
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Historia

Primeros habitantes
Vestigios del Pucará de La Compañía en el Valle de Rancagua.
Los picunches o promaucaes fueron los primeros habitantes conocidos del Valle de Rancagua. Los promaucaes construyeron un pucará en el Cerro La Compañía y un puente colgante de cuerda y mimbre sobre el río Cachapoal, que facilitó las expediciones incaicas hacia el sur de su imperio, quienes utilizaron y fortificaron el pucará. Los incas construyeron después el pucará del cerro La Muralla, el más austral encontrado a la fecha. La presencia incaica no significó la pérdida de autoridad local, ni de sus tierras a los caciques picunches.
Durante la conquista en 1610 el pueblo indígena de Rancagua ya era administrado por el teniente español Francisco Gutierrez de Caviedes de La Torre, quien había llegado a Chile en 1605 aproximadamente a instalarse en la Estancia original del Capitán español Alonso de Córdoba y le compró tierras en 1617.[cita requerida]
Es así como el reducto de Rancagua fue conservado por los ascendientes del cacique Tomás Guaglén, el último de los picunches, que ejerció dominio hasta, que por propia voluntad, cedió territorios para la fundación de la futura ciudad de Rancagua, además de la donación de veinte cuadras de la Estancia El Carmen por don Gabriel de Soto y Córdova, quien heredó a su sobrino Francisco de Soto, más adelante llamada Fundo El Puente, cuya casa patronal existe hasta hoy.
Fundación y primeros años
Monumento a José Antonio Manso de Velasco en Rancagua.
La fundación se realizó el 5 de octubre de 1743 con el nombre de Villa Santa Cruz de Triana y estuvo a cargo del Presidente de la Audiencia y Gobernador del Reino de Chile, José Antonio Manso de Velasco, siendo aprobado por Real Cédula del 29 de julio de 1749.
Tal como había hecho en la planificación de diversas ciudades coloniales, Manso de Velasco proyectó la ciudad según el plano ortogonal (también llamado damero),14 muy utilizado en España, que consiste en un plano similar a un tablero de ajedrez; 8 cuadras por 8 cuadras. Cada cuadra se dividía en 4 partes, denominadas solares.
La villa estaba rodeada en sus cuatro lados por acequias (en las llamadas cañadillas). Se destacó la plantación de algunos árboles, especialmente álamos, que dieron origen años después a la Alameda.
A partir de esos años, la villa comenzó a organizarse.
El Protector de la Villa, Martín Gregorio de Jáuregui, repartió las cuadras y solares demarcados, para las diversas funciones de la época. Entre esas designaciones, donó 2 cuadras (8 solares) a la orden de los franciscanos.
Dicho terreno, actualmente constituye las dos manzanas delimitadas por las calles Estado, Almarza, Millán e Ibieta.
En el año 1807, los padres Franciscanos levantaron en la actual esquina suroriente de las calles Estado e Ibieta su templo, la Iglesia San Francisco.