Museo nacional de las intervenciones
Museo nacional de las intervenciones
El Museo Nacional de las Intervenciones se encuentra en el exconvento de Churubusco, Coyoacán, Ciudad de México, edificio que cuenta con una antigüedad de más de cuatrocientos años.
El museo es administrado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, y el tema del mismo es la historia de las intervenciones extranjeras en México, desde que este se convirtió en un país independiente al firmar su Acta de Independencia el 28 de septiembre de 1821.
Algunas de las invasiones militares que muestra la exposición son las realizadas por España, Francia y los Estados Unidos de América durante los siglos XIX y XX.
Se define el concepto de intervención como «el acto mediante el cual un Estado intenta negar o lesionar la soberanía nacional de otro Estado independiente». Los métodos por los cuales se ejerce o ejecuta una intervención son sumamente variados, ya que pueden ir desde sutiles artimañas diplomáticas, hasta el empleo de la fuerza armada.
Pero siempre implican una actitud de exigencia física o moral del Estado interventor sobre el intervenido que tiene por objetivo obligar a este último a adoptar medidas, compromisos o actitudes contrarios a su voluntad.
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Salas
Sala de introducción
Esta sala muestra la situación geográfica de los territorios a finales del siglo XVIII y principios del XIX. De forma breve se presenta el origen de la política de expansionismo de Estados Unidos, la cual se fundamentó en la ideología de Thomas Jefferson quién compró el territorio de La Luisiana.
Debido a la imprecisión de las fronteras de la Nueva España y a la poca colonización en la parte septentrional de la misma, las ambiciones de Jefferson incluían las provincias de Texas, Nuevo Santander, Nuevo México, Coahuila y partes de Nueva Vizcaya y Sonora. Poco más tarde, el presidente James Monroe obtuvo la compra de La Florida y dictó la conocida Doctrina Monroe, la cual fue base del Destino Manifiesto de los Estados Unidos.
Sala de independencia
Tras las abdicaciones de Bayona y del despojo del trono de Fernando VII de España debido a la Invasión francesa a España, el 16 de septiembre de 1810 comenzó en Dolores una revolución que fue abanderada por Miguel Hidalgo. Esta lucha se convirtió en la guerra de Independencia de México que a través de once años siguieron José María Morelos, Francisco Xavier Mina, Vicente Guerrero y los insurgentes.
Sala de intervención española de 1829
Cuando Fernando VII recuperó su trono, se negó a aceptar la Independencia de México. En San Juan de Ulúa un reducto de tropas españolas se mantuvo en el fuerte y fue hasta 1825 cuando la armada mexicana logró derrotarlos. En 1827 una conspiración encabezada por el fraile dieguino Joaquín Arenas fue descubierta, el congreso formuló una ley para expulsar a los residentes españoles.
En 1829 la expedición de Isidro Barradas fue el último de los intentos de reconquista en México, aline los expedicionarios penetraron por Veracruz, logrando avanzar hasta Tampico y Altamira.
El 11 de septiembre de 1829 las tropas españolas capitularon ante las fuerzas comandadas por Antonio López de Santa Anna, pero el gobierno español reconoció la Independencia de México hasta 1836.
Sala de intervención francesa o Guerra de los pasteles de 1838 a 1839
México había firmado tratados comerciales con Inglaterra, Estados Unidos y otros países europeos en 1825. Por su parte, el gobierno francés se negó a reconocer México como un nuevo país independiente hasta 1830, pues la dinastía de los Borbones gobernaba las naciones de Francia y España, y esta última no había reconocido la independencia de sus colonias. Pero con la Revolución de julio, Luis Felipe I ocupó el trono, libre de todo compromiso con Fernando VII de España, firmó dos acuerdos comerciales con el gobierno mexicano.
México tenía la experiencia de las desventajas que implicaba el libre comercio con las potencias industrializadas, por lo cual el congreso desaprobó la firma de uno de los tratados.
Este permitía a los residentes franceses el comercio a menudeo en territorio mexicano. Por otra parte, en México existían constantes enfrentamientos entre federalistas y centralistas, y las luchas armadas provocaban una inestabilidad e inseguridad social a la población civil.
El ministro francés Antoine Deffaudis, quien pretendía a toda costa la firma del tratado, aprovechó la disyuntiva y recabó firmas entre todos los comerciantes franceses afectados por la soldadesca para exigir indemnizaciones al gobierno mexicano por daños a sus establecimientos, entre ellos se encontraba un pastelero. Además de las indemnizaciones, el ministro exigió la firma del anhelado tratado.
Sala de la intervención estadounidense de 1847 a 1848
Cuando la anexión de Texas a los Estados Unidos se concretó, el ministro mexicano en Washington dio por terminada su misión diplomática, y las relaciones entre ambos países se rompieron.
El general Zachary Taylor estableció un campamento en Brownsville, al norte del río Bravo, lugar que pertenecía al estado de Tamaulipas. Esta situación provocó una escaramuza entre soldados mexicanos y estadounidenses.
El presidente James K. Polk declaró la guerra a México el 13 de mayo de 1846, el gobierno mexicano respondió de igual manera el 7 de julio del mismo año, de esta manera comenzó la primera Intervención estadounidense en México.
Entre julio y agosto las tropas estadounidenses al mando del general Stephen W. Kearny incursionaron desde Oregón hacia San Francisco, Monterrey (California), y ocuparon Los Ángeles el 13 de agosto, la campaña se extendió hasta Santa Fe (Nuevo México). Se realizaron expediciones marítimas para tomar las plazas de San José del Cabo, La Paz, Mulegé, Guaymas, Mazatlán y San Blas.
Sala de la intervención francesa 1862-1869
México continuó viviendo tiempos violentos a través de la revolución de Ayutla, la promulgación de la Constitución de 1857 y la Guerra de Reforma.
La clase política continuaba dividida, por una parte, los liberales cuyo proyecto de nación era republicano, federalista y democrático; por otra parte, los conservadores que anhelaban un sistema monárquico y centralista. Ambas fracciones solicitaron ayuda extranjera firmando tratados que pusieron en riesgo la soberanía del país: El Tratado de Mon-Almonte y el Tratado McLane-Ocampo. Por otra parte, el presidente estadounidense James Buchanan anunció al congreso de su país, el deseo de «ayudar» a México para impedir que las potencias europeas interviniesen en América, siendo sus intereses velados obtener los territorios de Sonora y Sinaloa.
Para fortuna de México, el congreso estadounidense rechazó la propuesta, y ninguno de los tratados firmados fueron ratificados, pues los liberales vencieron a los conservadores el 22 de diciembre de 1860 en la Batalla de Calpulalpan.
Sala de la república restaurada
Los conservadores mexicanos disuadieron a Maximiliano, pero el reducido ejército imperial fue vencido el 15 de mayo de 1867. Maximiliano, Miguel Miramón y Tomás Mejía fueron fusilados el 19 de junio en el Cerro de las Campanas. Juárez retornó a la Ciudad de México el 15 de julio y fue reelecto para el período 1867-1871. La situación económica en el país era deplorable, se restablecieron relaciones diplomáticas con Rusia, Italia y España. Al terminar la Guerra de Secesión, los Estados Unidos cambiaron su política de expansionismo territorial por una política de exportación de capitales, sin ser México la excepción a sus inversiones.
Sala del porfiriato
Juárez se presentó como candidato y ganó las elecciones nuevamente en 1871. Porfirio Díaz, liberal moderado, que había luchado a lado de Juárez, no estuvo de acuerdo con la política reeleccionista y lanzó el Plan de la Noria.
Díaz fue apoyado por varios generales en Zacatecas, Nuevo León, Coahuila, Sinaloa, Sonora y Durango; sin embargo, Juárez murió repentinamente el 18 de julio de 1872. Sebastián Lerdo de Tejada ocupó la presidencia y se intentó reelegir en 1876.
Porfirio Díaz, nuevamente bajo el concepto de no reelección, publicó el Plan de Tuxtepec y desencadenando así la Revolución de Tuxtepec de la cual salió triunfante. Díaz ejerció su primer período presidencial y al terminar su mandato respeto su propia ideología de no reelección.
Sala de la revolución
Durante el primer año de la Revolución mexicana, Díaz renunció a la presidencia y abandonó el país. Francisco I. Madero fue elegido presidente, asumió su puesto en noviembre de 1911 e intentó conseguir la concordia entre las diferentes facciones de los revolucionarios.
Las revueltas sociales fueron protestadas por los embajadores acreditados en México con el fin de asegurar el bienestar de los residentes extranjeros. Especialmente el embajador Henry Lane Wilson exigió garantías para las inversiones estadounidenses. Él y su gobierno estaban a disgusto con Madero, pues este había creado un impuesto a la exportación petrolera.
Sala de la intervención estadounidense de 1914 y 1916
Cuando Victoriano Huerta usurpó la presidencia, el descontento en el país fue general. Venustiano Carranza dirigió al ejército constitucionalista en contra del ejército federal del usurpador, la revolución se prolongó. En Estados Unidos, Woodrow Wilson fue nombrado presidente, destituyó al embajador Henry Lane Wilson y se declaró enemigo de Huerta al negar el reconocimiento de su gobierno.
El nuevo presidente estadounidense, con la finalidad de imponer una ideología política acorde a los intereses económicos de su país, decidió imponer un embargo armamentístico en los puertos mexicanos. Los argumentos empleados por Wilson fueron acabar con la guerra civil existente en México y «educar» al pueblo mexicano para que esté fuera capaz de ejercer la democracia y de elegir buenos gobernantes.
El 9 de abril de 1914, nueve tripulantes del acorazado Dolphin desembarcaron en el puerto de Tampico en una zona controlada por las tropas huertistas para abastecerse de combustible. Los marines estadounidenses fueron apresados, pero el comandante Morelos Zaragoza los dejó en libertad inmediatamente para evitar un incidente diplomático.
Para reparar el desagravio, el almirante Henry T. Mayo exigió a las tropas de Huerta rendir honores a la bandera estadounidense. La petición fue negada, y fue uno de los motivos para que el presidente Wilson movilizara un mayor número de embarcaciones a los puertos mexicanos, así como a sus tropas a lo largo de la frontera.
Sala de la colección Churubusco
Esta sala está dedicada al arte sacro de la época de la Nueva España. Se pueden admirar pinturas atribuidas a Juan Correa, Cristóbal de Villalpando y Nicolás Rodríguez Juárez, además existen otras obras anónimas, esculturas y tallas en madera.