Misiones Jesuitas de Santa Cruz
Misiones Jesuitas de Santa Cruz
Las misiones jesuíticas de Bolivia, también llamadas reducciones, fueron pueblos misionales fundados por la Compañía de Jesús con la finalidad de evangelizar la región, en lo que actualmente es el Estado Plurinacional de Bolivia.
Las misiones de Chiquitos y de Tarija pertenecieron a la provincia jesuítica del Paraguay, mientras que las de Moxos y el resto de Charcas pertenecían a la provincia jesuítica del Perú.
Economía

Tanto en la época de la colonización como en la actualidad, la región de la Chiquitanía se ha dedicado por completo a la agricultura, ganadería, artesanía, el trabajo del cueros y de los tejidos.
En la actualidad la ganadería se ha desarrollado ampliamente, así como el procesamiento de la leche de forma industrial en una planta industrial. La artesanía y el turismo están muy relacionados desde el lanzamiento de las misiones jesuitas de la Chiquitanía, realizado a mediados de 2004, con proyección hacia 2016.
Los misioneros incentivaron a los lugareños a desarrollar sus habilidades en la agricultura y ganadería, fomentando las artes manuales como el tejido, orfebrería, herrería, carpintería, escultura y pintura y la construcción de instrumentos musicales.
Arquitectura
Nave principal de una de la Iglesia de San Javier.
Los cánones arquitectónicos y la distribución espacial de las misiones siguieron un esquema que fue repetido con ciertas variaciones en el resto de las reducciones misionales. La Misión de San Xavier fue la base de este estilo de organización, una estructura modular y una amplia plaza de entorno, en la cual se concentraban la iglesia, el cementerio, las escuelas, los talleres y las viviendas.
El padre suizo Martin Schmid fue el arquitecto y músico creador de las iglesias misionales, con un estilo barroco mestizo. En la construcción destaca el uso de los materiales naturales del lugar como la madera, que se usó en las columnas talladas, los púlpitos y cajonerías, y los altares bañados en oro. El tallado de las imágenes fue una labor mestiza que continuó hasta la actualidad en talleres de formación.
La iglesia, compuesta de tres naves, tiene un techo forjado de madera simple, sostenido por columnas de madera cuchi labrada, y horcones en las naves laterales, con un sistema estructural de madera casi independiente de los muros. Dicho tipo de madera posee una gran resistencia. Otros elementos, como el yeso, se usaron en los decorados de revoques planos, ondulados y falsos para asemejar la construcción barroca mediante volutas, cenefas y caracolas. El uso de la piedra volcánica es destacado en algunos enclaves.

La iglesia de la misión de San Rafael tiene ornamentos de oro y mica y en su altar lateral derecho se halla la escultura más importante de las misiones de Chiquitos, la de la Virgen María.
En San José de Chiquitos la Unesco declaró Patrimonio Cultural de la humanidad al conjunto arquitectónico de la iglesia, el campanario, la capilla mortuoria y las bóvedas, cuya construcción necesito de 5000 personas.
La iglesia de Concepción fue construida entre 1753 y 1756 por Martín Schmidt y reconstruida por Hans Roth en 1975. La iglesia de San Miguel fue terminada en 1754 y entre 1979 y 1983 reconstruida. El altar de la iglesia de San Ignacio de Loyola fue diseñado por el padre Martín Schmidt y fue conocido como el más hermoso de la Chiquitanía.
Turismo
El turismo se ha convertido en una fuente importante de ingresos en la región, mejorando las infraestructuras. Destacan la riqueza cultural del recorrido misional y los festivales de música. Existen además numerosos atractivos naturales, como ríos, lagunas, aguas termales, cavernas y cataratas.
Tanto las autoridades bolivianas como organizaciones sin fines de lucro llevan a cabo el lanzamiento turístico de la zona. Desde 1996 y cada 2 años, se realiza el Festival Internacional de Música Renacentista y Barroca Americana, organizado por la Asociación Pro Arte y Cultura (APAC), una institución sin ánimos de lucro.
A mediados de 1975 se llevó a cabo la restauración de la Iglesia de Concepción, en cuyo transcurso se encontraron 6000 partituras de música pertenecientes a los siglos XVII y XVIII.
Posteriormente, otras 6000 partituras fueron halladas en Moxos y finalmente unas 10 000 en San Xavier. En 2006 el festival incluyó la interpretación de muchas de estas obras. La evolución del festival es la siguiente: